Los que viven de sus servicios sexuales también han caído en la inflación que jode a Venezuela, y como cualquier cristiano han subido sus precios.
Es natural que estas cosas pasen en secreto, pero cuando te agarra el momento cada quien reacciona como mejor sabe hacerlo. En el caso del Cicpc Gualberto José Suárez Vásquez su reacción fue quitarle la vida a “Jade Esmeralda” -una transgénero que aceptó darle sus servicios sexuales-, un hecho que sin duda no pasaría desapercibido.
Según se dijo, el funcionario se detuvo en el Paseo de la Cruz y el Mar donde estaba “Jade Esmeralda” ofreciendo sus servicios. Acto seguido la vieron subir a su y después de hacer su trabajo, “Jade” le cobró a Suárez quien se habría puesto la peluca hasta el punto de quitarle la vida con su arma.
La información la dieron a conocer el comisario Lisandro Alfonzo, junto a el comisario Jhonny Rodríguez y el jefe de la subdelegación de Polianzoátegui, el comisario Francisco Blanco.
No estamos aquí para juzgar a nadie por sus preferencias sexuales. La razón de esta pequeña crítica radica en el uso de la fuerza y el armamento reglamentario para hacer justicia sin un debido juicio, sin una verdadera razón para repartir crueldad en contra de un ser humano.
¿Ser Cicpc te da derecho a asesinar? Legalmente no está permitido, pero lamentablemente la impunidad ha convertido a el uniforme en una especie de licencia para muchas cosas ilegales.
Actualmente hay policias secuestradores, policías narcotraficantes, policías corruptos y cómo no, también tenemos policías asesinos. Algo que nos hace preguntarnos una y otra vez ¿A cargo de quién está nuestra seguridad?
Cerraremos deseándole un descanso en paz a otro venezolano que muere en manos de una crisis que a toda costa quieren tapar.
